viernes, 24 de septiembre de 2010

Mendigo Castigo de gira

Son las 11:30 a.m., y ya está amaneciendo. Mendigo Castigo, necesita al menos 12 horas de sueño. No es por salud, no es porque es bebé, sino que los que son como él, ni aún la extrema necesidad les hace negociar su sagrado sueño.
Abre los ojos, y hay una nueva gira en su cabeza. Ayer fue una nueva canción. Anteayer un nuevo arreglo. El día va a empezar, y debe tener algo nuevo que conquistar, gente a quien cautivar.
Su vida se mantiene alejada de las drogas, el alcohol, el cigarro y todo tipo de sustancia química que pueda ocasionar adicción. Alejado de todo, menos de la música, vieja amiga, compañera de derrotas, materia prima de grandes sueños, mucho más vital que el aire para Mendigo Castigo.
Un polo azul, que no se sabe si está limpio, total, se lo puso tres días, el jean aguja, las All Star, la billetera, la uña,, y para nada tocarse el pelo, así está bien, es suficiente para ir a comprar el pan, que como toda la vida no va a encontrar, porque hace tres horas que se acabó.
Ahí viene, otra vez, renegando por la vereda hacia su casa, porque la panadería no entiende que el pan se sujeta a los clientes, no los clientes al pan. Punto. Si a la 1 p.m. Mendigo desayuna, a esa hora debe de estar el pan. "Por eso anda misia la panadería, no quieren vender", piensa, a la vez que se abruma con su propias conclusiones que harían multimillonario a cualquier negocio.
Se sienta en la mesa, le da pereza hervir el agua, así que se sirve agua del caño, le echa cocoa y azúcar, y a pensar: "¿Cómo hago con la visa?". Es que su gira empieza en los Yunaites, pasando por las casas de sus patas gringos del Facebook que le han dicho que su música está bacán. Después a Londres, con lo que gane en la gira americana. De Londres a Argentina, porque ya con la experiencia del tour, su música habrá evolucionado, y está lista para competir con el rock argentino, y hundir del todo a Ceratti y a Fito.
"¿Y la plata?", una pregunta que no lo inquietaba hasta hace unos minutos. Como piensa en grande, calcula que con unos cinco mil cocos llega y la hace en sus primeras paradas en USA.
En eso siente más hambre. Se para frente a la refri. "No hay nada", dice al mirar en el interior, mientras una docena de huevos, queso, mantequilla, comida de ayer, manzanas, torta, yogurt, jugo, pizza, y hasta The Annoying Orange lo saludan. "Pucha, mi vieja se malea. Por eso tengo que tocar, porque sino, nos seguimos muriendo de hambre".
Con el hambre en segundo plano, sale a la calle a buscar a su bajista. Suena el celular.
- Mendigo, no la hago para llegar al ensayo,  tengo examen.
- Ah no. Ya te he dicho que la banda te necesita al 100%. ¿Cuándo salgamos de gira, por un examen no vas a ir?
- ¿Gira? ¿Qué hablas oe?
- ¿Ves? Eso eso te pasa por estar en otra. Ya tengo todo, salimos en dos meses, con los equipos, con todo.
- ¿Qué equipos oe, de que hablas? Solo tienes tu uña.
- Ya empiezas. Si no vas a creer en esto, salte de la banda, ahorita. No necesitamos gente que no quiera creer. Si quieres ser un tío contador, con tu trajecito, viejo, sin pelo, pagándote tu entrada a un concierto de metal que te va a chocar porque ya para ese entonces vas a ser fan de Radio Felicidad, anda da tu examen y sácate 20.
-  Ya pe´ Mendigo...
-  ¿Ves baboso? Te espero a las 6 p.m. en la sala de ensayo. Llega a la hora, porque tú sabes que estamos con descuento , y suma bien pe´, porque para eso estudias, ¿no?, para sumar. Si llegas tarde, tú pagas completo.
- Voy a ver que hago.
"Tarado", decía mientras iba..."¿a dónde?". Se sentó en el parque a pensar oootra vez en la gira, la visa, "¡la plata!". En eso aparece un perro, triste sin dueño, que lo miró a los ojos, y lo siguió, lo correteó. "Love at first sight", le dijo al perro mientras el tiempo entraba en una seria parálisis. Debo traducir esto, "Amor a primera vista". Para Mendigo hay frases que solo deben ser dichas o pensadas en inglés.
Las tripas suenan, ya es casi las 3:30 p.m. "Mejor regreso a mi jato, a comer. Ven Fender", y su nueva mascota le siguió.
Entra a su casa, y comienza la repetida cantaleta, que desde hace 15 años recibe a Mendigo al cruzar la puerta: "Hasta cuando, qué barbaridad, no haces nada, todo el día duermes, ni te bañas, no limpias nada, no ordenas, dejas todo tirado, no me has dado el vuelto de la luz, tus amigos cochinos me dejan apestando la casa, encima quieres comer, semejante vago, igualito a tu padre, sinvergüenza,  cuándo vas a trabajar, me quieres matar, eso es lo que quieres, voy a quemar esa música, a ver qué haces, loco, y encima traes a ese animal, zarrapastroso como tú, ni para tus medias tienes, y ya quieres tener animales, estas loco...", y así sigue, mientras le sirve el almuerzo.
- Mamá,¿qué necesito para la visa?
- Que seas gente. ¿Para qué quieres visa?
- Ah ya. ¿Me prestas plata?
- Oye, ni el apellido te quiero prestar. ¡QUIERO QUE ME LO DEVUELVAS!. Te voy a dar un palazo por andar pensando idioteces, en vez de querer ir a estudiar.
- Má, la comida está fea.
- Lárgate oye - dice mientras regresa a la cocina - ¿cuánta plata quieres?
- Para la visa no más. Serán unos quinientos.
- Puñetes serán.
- No pues, dólares.
- ¿Oye tú crees que yo soy banco?
Se levantó, se fue al internet, y llegó tarde al ensayo. Su bajista pagó el ensayo, porque llegó impuntual: media hora antes.
En dos semanas perdió su entrevista en la Embajada. La cita era a las 8 a.m. "¡No pues!, porque lo hacen de madrugada, ni hablar, yo no voy".
Con el vuelto de los quinientos dólares, se compró unas tabas y cambió de celular.
Son las 11:30 a.m., y ya está amaneciendo. Mendigo Castigo abre los ojos, "Mi guitarra está vieja, la tengo que cambiar". El día va a empezar, y hay algo nuevo que conquistar, gente a quien cautivar.

clb

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