miércoles, 17 de septiembre de 2014

El cuerpo de Lucía

  Te levantas de la cama, buscas tus lentes y caminas descalzo hasta el baño. Cierras la puerta. Sales llorando. Te dirijes a la cocina. El reloj marca las seis de la mañana. Te pones una pesada bata. El café que te has preparado humea mientras cierras los ojos.
El café está frío, ya dejo de humear y tu sigues con los ojos cerrados. Te frotas la frente con las manos. Caminas hacia el dormitorio, buscas debajo de tu cama.
Conectas el teléfono. Comienza a timbrar sin parar. Han pasado ya diez minutos desde que el teléfono timbra incesantemente. Pones el altavoz. ¿Hijito? Papito, están buscando como locos el cuerpo de tu novia Lucía. ¿Tú sabes algo? Los papás han ido temprano al velatorio y el cuerpo de la chica no está. ¿Estás bien? Cierras el altavoz. Se oyen unas voces. Están  frente a la puerta de tu edificio.  ¡Con qué rapidez has jalado ese cuerpo de debajo de la cama! Parece una niñita. Es tan delgada y pequeña. Te tiemblan las manos. Se oyen las voces cada vez más cerca de tu departamento. Sigues temblando, parece que te cuesta concentrarte. Miras detenidamente el cuerpo ¡No es Lucía! dices como susurrando. Estás dando vueltas alrededor del cuerpo. Te ves muy nervioso. Y las voces se oyen cada vez más cerca. Tocan a tu puerta. Se saludan y te dan la noticia de que el cuerpo de Lucía ha desaparecido del velatorio. Se te ve tan sorprendido. Respondes con un tono muy natural y preocupado cada pregunta. Les pides que te den un momento para alistarte y ayudarles en la búsqueda.  Cierras la puerta. Vuelves a tu cuarto.  Regresas el cuerpo debajo de tu cama. Te alistas rápidamente.  Vas hacia la puerta. Vuelves a mirar hacia tu cama ¡No es Lucía!

-¿Cuántos cuerpos se velaban ayer en la noche en ese velatorio?- preguntas
-Sólo el de la señorita Lucía

Llegas a tu casa en la noche. Buscas debajo de tu cama. No está el cuerpo. Te quedas pensando. Suspiras como quien está agotado. Abres tu diario y escribes:


Lunes, 10 de marzo. Lo malo de que me tome las pastillas es que nunca sé en que terminan los alucinaciones. Nota: No visites a tu mamá, ella mezcla las pastillas con la comida que te invita.

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