.El abandono me cubrió de polvo desde hace muchas noches ya. Hubiera querido ser algo más jovial, esperanzador
o instructivo para aligerar la soledad
de tus pequeños pasos que día y noche avanzan y se detienen por los corredores,
como quien espera, como quien se resigna, como quien muere. Me dejaron en tus manos para que te
distrajeras mientras papá y mamá salían a buscar un poco de sangre para ti. La promesa de volver antes del amanecer no se
cumple desde hace muchas lunas llenas.
Los pequeños ojos rojos llenos de lágrimas
miran al viejo libro empolvado de tristeza y olvido. Se acerca al estante, se
empina con cuidado, lo toma en sus manos y respirando profundo y con voz entrecortada, lee desde el
principio: “Erase una vez, en una noche que invitaba a la maldad, una feliz
familia de vampiros que salieron a volar…”
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