viernes, 22 de octubre de 2010

Piel de verano

Lo menos inteligente que hizo fue no ponerse bloqueador. Se había calcinado en su pequeño bikini, girando cada diez minutos con el aderezo de aceite de bebé, coca-cola y agua de mar todo el fin de semana. Ya en casa, respirar la dañaba, porque se estiraba desde adentro. La consigna de los próximos tres días era evitar los roces, las sonrisas y hasta parpadear. Estaba decidido, iba a dormir sentada sobre el triángulo blanco que le dejo el bikini entre las nalgas. Con las horas la fiebre apareció, anunciando que inmensas ampollas le saldrían en toda la piel. Nunca la cama, con sus suaves sábanas de algodón, le había causado tanto terror. El tomar agua era tormentoso, porque su boca se volvió memba, mortificando el ingerir lo que fuera. El mayor dolor lo llevaba dentro porque su look de verano sería su piel descascarándose a pellejazos. Bronceado fallido, una joven frustrada, un verano con la piel pigmentada, pero nunca más, sin bloqueador, nunca más.

clb

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